Cuando uno empieza un negocio, es normal sentirse sólo. Se piensa que nadie te ayuda y que es realmente complicado seguir adelante. Es cierto que actualmente bastantes servicios apoyan a la persona emprendedora pero eso raramente palia la sensación de soledad del emprendedor.
Es en este momento inicial, cuando el emprendedor opta por buscar compañeros de viaje... pero no siempre de una manera demasiado reflexionada: que si nunca hemos sido comerciales y necesitamos un comercial, que la inversión requiere a otro o que hay temas que no controlamos; todo puede ser cierto, pero igualmente es cierto que detrás está el miedo inicial a caminar sin compañía.
A menudo nos llegan personas con una franquicia poco estudiada, en otras ocasiones emprenden con personas que a penas conocen y en no pocos casos en lugar de una empresa parece una asociación de amigos. Decía Trias de Bes que cuando me quiero comprar un coche obviamente yo no sé mucho de mecánica, pero eso no justifica que me compre el coche a medias con el mecánico. El coche es mío y luego buscaré aquellos servicios externos que me sean necesarios. Un asesor del SACME suele decir que el número ideal para desarrollar la propia idea es uno, otra cosa es el número necesario para desarrollar una idea en común. Lo que quiere decir es que muchas veces no hacemos una idea común con nuestros potenciales socios sino que queremos desarrollar nuestro proyecto y sólo buscamos amigos que nos acompañen. Eso es peligroso.
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